¿Cuántos días se recomienda estar en Mallorca para disfrutar al máximo?

Aitana Castillo 0 Comentarios 31 diciembre 2025

¿Cuántos días necesitas en Mallorca para no sentir que te faltó algo? No es lo mismo ir de paso que ir a vivir la isla. Si solo tienes tres días, te quedarás con la sensación de que viste postales. Si tienes diez, podrás descubrir rincones que ni los guías turísticos mencionan. La clave no está en el número mágico, sino en lo que buscas.

3 días: Lo esencial para quienes solo tienen un fin de semana largo

Si tu tiempo es limitado -digamos, un viernes por la tarde hasta el lunes por la tarde-, enfócate en lo que hace única a Mallorca: su capital, su costa y su sabor local. Empieza en Palma. Pasea por la Catedral de Santa María, camina por el Paseo del Borne y prueba una ensaimada recién hecha en una panadería de la calle Sindicat. No te saltes el Mercat de l’Olivar: es donde los mallorquines compran fruta, queso y embutidos de verdad.

El sábado, ve a Port de Sóller. Toma el tren histórico desde Palma: es una experiencia en sí misma, con vistas de montañas y olivares. En Sóller, come pescado fresco en un restaurante con vistas al puerto, camina por el paseo marítimo y sube al mirador de la Torre de la Vila. Al atardecer, el sol se pone sobre el mar como si fuera pintado.

El domingo, dedícalo a la playa. Playa de Muro o Playa de Palma son las más accesibles y bien equipadas. Si prefieres algo más tranquilo, Es Trenc -aunque está un poco más lejos- es la playa de arena blanca y agua turquesa que todos muestran en las fotos. No te quedes solo en la orilla: alquila una tabla de paddle y rema hacia el horizonte.

Con tres días, verás lo básico. No tendrás tiempo para perder, pero sí para recordar.

5 a 7 días: El equilibrio perfecto entre playa, montaña y cultura

Con una semana, puedes respirar. Ya no estás corriendo. Puedes elegir qué parte de la isla te gusta más y profundizar. Empieza igual: dos días en Palma. Pero ahora dedica un día a la Sierra de Tramuntana. Sube hasta Sóller, luego toma el camino de piedra hacia Deià. Pasea por sus calles estrechas, visita la casa de Robert Graves, y toma un café en un mirador con vistas al mar. Si te gusta caminar, haz el tramo entre Deià y Lluc: es una ruta de 6 km que te lleva por bosques de pinos y antiguas cabañas de piedra.

El tercer día, ve a Valldemossa. La cartuja donde Chopin pasó el invierno de 1838 sigue en pie. Entrar a su claustro es como entrar en un cuadro. Luego, prueba el ensaimada de la pastelería de la plaza: es diferente a la de Palma. Más dulce, más esponjosa.

El cuarto día, elige una playa que no sea la más famosa. Cala Deià o Cala Tuent son pequeñas, con agua cristalina y poca gente. Lleva una toalla, un libro y nada más. El quinto día, visita Alcúdia y su muralla medieval. Camina por las calles empedradas, entra en la catedral y date un baño en la playa de Can Picafort. Si tienes dos días más, haz una excursión en barco a las Cuevas del Drach -no son las únicas cuevas, pero sí las más espectaculares- o explora el norte de la isla: Port de Pollença, Cala Figuera, Formentor.

Con cinco a siete días, Mallorca deja de ser una postcard. Empieza a ser un recuerdo con olor a sal, a romero y a pan recién horneado.

8 a 10 días: Vive como un local, no como un turista

Si tienes más de una semana, deja de hacer turismo y empieza a vivir. Alquila una casa en el interior, lejos de la costa. Busca pueblos como Binissalem, Consell o Montuïri. Allí no hay hoteles de cinco estrellas. Hay bodegas familiares, mercados semanales y vecinos que te saludan en la calle.

En Binissalem, prueba el vino local: es el único con Denominación de Origen en la isla. Visita la bodega de Can Ràfols o Finca La Torre. Toma una copa en la terraza mientras ves cómo se pone el sol sobre los viñedos. El viernes, ve al mercado de Montuïri: compras queso de cabra, embutidos curados al aire libre y pan de centeno. Llevas todo a tu casa, enciendes una vela y comes como lo hacían tus abuelos.

Un día, haz una ruta en bici por la Pla de Mallorca: el llano central, donde se cultiva la alcachofa y se crían cerdos ibéricos. En Estellencs, come un porquet (cerdo asado) en un restaurante familiar. No lo busques en Google. Pregúntale a alguien en la plaza. Ellos te dirán dónde.

Si te gusta el mar, haz una excursión de varios días en kayak. Sal de Cala Llombards, rema hasta Cala Pi, acampa en una cala solitaria. No hay luces, no hay gente. Solo el sonido del agua y los pájaros. Este es el Mallorca que pocos ven.

Sendero de piedra en la Sierra de Tramuntana con un senderista en un mirador al atardecer.

¿Qué no debes hacer si solo tienes 3 días?

No intentes visitar todos los pueblos. No te pases el día en autobuses. No te metas en el centro de Palma a las 15:00 si quieres fotos sin gente. No compres souvenirs en las tiendas de la Rambla. Son iguales a los de cualquier otra isla turística.

Si estás solo tres días, prioriza: una playa de verdad, una ciudad con alma, y un buen restaurante. No más. Lo demás es ruido.

¿Qué te falta si solo te quedas 5 días?

Te falta el silencio. Te falta el momento en que te sientas en un mirador y no ves ni una persona. Te falta probar el queso de cabra de la montaña con miel de romero y pan casero, y entender por qué los mallorquines lo comen todos los domingos. Te falta ver cómo la isla cambia de color al atardecer: de dorado a morado, de azul a negro, y cómo los faros se encienden uno por uno.

Con cinco días, te vas con las fotos y el bronceado. Con ocho, te vas con una historia.

Mesa de madera en un pueblo mallorquín con vino, queso de cabra y pan casero al atardecer.

¿Cuándo no vale la pena ir?

No vayas en julio y agosto si no te gusta la multitud. Las playas se llenan de gente de toda Europa. Los precios se duplican. Los restaurantes tienen colas de dos horas. Si quieres paz, ve en mayo, junio, septiembre o octubre. El clima sigue siendo perfecto. La gente es más tranquila. Y el vino, el queso y el pan saben mejor.

Si solo puedes ir en verano, elige el norte. La costa norte de Mallorca es menos masificada. Los pueblos son más auténticos. Y las calas, más limpias.

¿Cuántos días son suficientes?

No hay una respuesta única. Pero si me preguntas, te digo esto: si quieres conocer Mallorca, no menos de cinco días. Si quieres entenderla, no menos de ocho. Si quieres volver, no necesitas más de diez. Porque después de eso, ya no es un viaje. Es un hogar que nunca te fuiste.

La isla no se vive en días. Se vive en momentos. Y esos momentos no se miden con un calendario. Se miden con el corazón.