Si tienes siete días para recorrer los Pirineos, no necesitas correr. Lo que necesitas es elegir bien dónde poner los pies. Este no es un destino para verlo desde el coche. Aquí se respira en las cumbres, se siente en los ríos de montaña y se vive en los pueblos que parecen suspendidos en el tiempo. Lo que te voy a contar no es un tour genérico. Es lo que realmente funciona si quieres caminar, ver paisajes que te dejan sin palabras y volver con recuerdos que no se borran.
Day 1: Huesca y el Valle de Tena
Empieza en Huesca. No es el corazón de los Pirineos, pero es tu puerta de entrada. Alquila un coche aquí, porque sin él, muchas rutas se vuelven imposibles. Deja el equipaje en tu alojamiento y sal hacia el Valle de Tena. La carretera serpentea entre pinos y pastos verdes. A las 3 horas de camino, llegas a Benasque. Ahí, justo al lado del aparcamiento, empieza la ruta del Valle de la Estanca. Caminas 5 kilómetros ida y vuelta. El lago es de un azul que no es natural. Es como si el cielo se hubiera caído y se hubiera quedado atrapado entre las rocas. No hay mucha gente. Solo el viento y el sonido de las vacas en los pastos altos. Es el primer día. No te exijas. Solo hazlo bien.
Day 2: Ordesa y el Cañón de Añisclo
Mañana temprano, cruzas la frontera hacia Aragón. El Parque Nacional de Ordesa es el alma de los Pirineos. La ruta clásica es la del Cañón de Añisclo. Tienes dos opciones: la fácil, que es la que va hasta el puente de piedra, o la más larga, que sube hasta el Mirador de la Torla. La primera es de 6 kilómetros y te lleva 3 horas. La segunda, 10 kilómetros y 5 horas. Si no has caminado en montaña en mucho tiempo, elige la primera. Verás paredes de caliza de más de 500 metros de altura. El río Añisclo corre entre ellas, claro como cristal. Hay aves que no ves en ningún otro lugar. El buitre leonado planea sobre tu cabeza. No lo asustes. Solo observa.
Day 3: Bielsa y el Circo de Soaso
Este es el día que te va a marcar. Sale de Bielsa, un pueblo con casas de piedra y chimeneas de madera. La ruta al Circo de Soaso es la más famosa de los Pirineos españoles. No es la más fácil, pero es la más impactante. Empiezas en el aparcamiento de Torla. Caminas 12 kilómetros y subes 800 metros de desnivel. No lo subestimes. Lleva agua, chubasquero y comida. La subida es dura, pero cuando llegas al circo, todo se olvida. Son tres picos que se cierran como una copa: Monte Perdido, Cilindro y Añisclo. El glaciar que queda en la cima aún se ve en julio. Si tienes suerte, encontrarás un grupo de cabras montesas. No te acerques. Ellas te miran. Tú las observas. Eso es todo.
Day 4: El Portalet y el Valle de Roncal
Hoy cruzas hacia Navarra. El paso del Portalet es una carretera que parece hecha para películas. Te subes en el coche, pero no te quedes dentro. En la cima, hay un mirador. Baja, camina 10 minutos y verás cómo la nieve aún se queda en las grietas, aunque sea diciembre. Bajas al Valle de Roncal. Aquí viven los últimos pastores que aún usan el canto tradicional para guiar al ganado. Prueba el queso de Roncal. Es fuerte, con un sabor a hierba y montaña. Si quieres caminar, haz la ruta de Salinas de Añana hasta el mirador de la Ermita de San Miguel. Son 8 kilómetros, con vistas a los valles que se pierden en el horizonte. No hay turistas aquí. Solo el silencio y el viento.
Day 5: Canfranc y el Túnel de Canfranc
Canfranc es un pueblo que se quedó en el pasado. El tren que iba a Francia se cerró en 1970. Pero el edificio de la estación sigue ahí, gigantesco, con 150 ventanas y una fachada que parece un palacio. Camina por el interior. Las paredes están llenas de grafitis de viajeros de los 80. Fuera, la ruta del Río Aragón te lleva hasta el puente de piedra de las Víboras. Son 4 kilómetros, fáciles, con ríos que cruzan el camino y árboles que cubren el sol. Al final, hay un banco de madera. Siéntate. Escucha. No oirás coches. Solo el agua y los pájaros. Es el momento en que te das cuenta de que no necesitas más que esto.
Day 6: Espot y el Lago de San Mauricio
Ahora cruzas hacia Cataluña. Espot es un pueblo pequeño, con calles empedradas y tiendas de equipo de montaña. La ruta al Lago de San Mauricio es la más popular de los Pirineos catalanes. Pero no es por turistas. Es porque es perfecta. Caminas 8 kilómetros. Subes 500 metros. El camino está bien marcado. No hay peligro. Al final, el lago aparece como un espejo. Las montañas que lo rodean reflejan en el agua. Es un color que no puedes describir. Verde, azul, gris, todo al mismo tiempo. Si llegas a las 10 de la mañana, estarás solo. No hay nadie. Solo el viento y el eco de tu respiración. Lleva un saco de dormir. Si puedes, duerme aquí. La noche en los Pirineos es oscura. Las estrellas no son puntos. Son lluvias de luz.
Day 7: Biescas y el Regreso
El último día no es para caminar. Es para recordar. Vuelve a Biescas, donde empezaste. Camina por la plaza principal. Toma un café en una terraza. Mira a la gente. Los ancianos hablan en aragonés. Los jóvenes llevan mochilas llenas de recuerdos. No hay necesidad de decir mucho. Solo sabes que esto no es un viaje. Es un cambio. Los Pirineos no te dan cosas. Te quitan cosas. El ruido. La prisa. El miedo a perder el tiempo. Y te dejan algo más valioso: silencio. Cuando te vayas, no llevarás fotos. Llevarás la sensación de haber estado en un lugar que no se puede describir. Solo se puede vivir.
Oriana Ferraro
diciembre 14 2025¡Qué belleza! Me encantó cómo describes el lago de la Estanca: 'como si el cielo se hubiera caído y se hubiera quedado atrapado entre las rocas'... ¡Eso es poesía pura! ¡Y el buitre leonado planeando sobre tu cabeza? ¡Me puso la piel de gallina! ¡Gracias por este itinerario tan auténtico!