When you think about cruzar los Pirineos caminando, una travesía que une España y Francia por senderos que han visto a pastores, peregrinos y aventureros desde hace siglos. Also known as hacer el camino de los Pirineos, it is not just hiking—it’s a test of endurance, a quiet conversation with nature, and a way to feel small in the best possible way. No necesitas ser un atleta de élite, pero sí saber qué te espera: terrenos irregulares, cambios de clima en minutos, y la soledad que te hace escucharte a ti mismo.
Las rutas más populares, como el GR 10, el sendero francés que atraviesa los Pirineos de este a oeste, o el GR 11, la versión española, más salvaje y con menos gente, no son caminos para turistas de fin de semana. Son travesías de días, a veces semanas. Algunas personas las hacen en etapas, durmiendo en refugios públicos o albergues de montaña. Otros llevan tienda y se adentran en zonas sin señalización. Lo que sí es común: el frío de la mañana, el calor del mediodía, y la sensación de que cada cima que subes te cambia un poco.
El equipamiento no es lo más caro, sino lo más inteligente. Una buena bota que ya esté rota, una mochila ligera, agua purificable, y comida que no se derrita. No lleves 15 camisetas. Lleva una de recambio, y una chaqueta que te proteja del viento. Los mapas de papel aún valen más que cualquier app cuando no hay señal. Y nunca, nunca, subas sin decirle a alguien por dónde vas. En la montaña, la gente se pierde no por mala suerte, sino por pensar que "esto es fácil".
¿Y qué hay de los refugios? Algunos son como casas de abuelo: cama de madera, cocina compartida, y un dueño que te da un café caliente sin preguntar. Otros son simples cabañas con camas de madera y una estufa que apenas calienta. Reservar no siempre es posible, y en temporada alta, te puedes quedar fuera. Por eso, muchos van con tienda. Y si te gusta la soledad, las rutas del norte, cerca de la frontera con Andorra, te darán más espacio que el metro de Madrid en hora punta.
Lo que no encontrarás en las guías es cómo se siente estar en la cima de un paso a 2.500 metros, con el silencio roto solo por tu respiración. Ese momento no se compra. No se programa. Se vive. Y es lo que hace que tantas personas vuelvan, año tras año, a cruzar los Pirineos caminando. No es un destino. Es un estado de ánimo.
En las siguientes publicaciones, encontrarás detalles reales: cuánto cuesta un refugio en verano, qué rutas son seguras para principiantes, qué botas no fallan en terreno húmedo, y cómo planificar una etapa sin acabar deshidratado. No son tips genéricos. Son experiencias de quienes lo han hecho, y lo volverán a hacer.
Cruzar los Pirineos caminando lleva entre 40 y 60 días, dependiendo de la ruta, el ritmo y las condiciones. Guía práctica para senderistas que quieren planificar su travesía transpirenaica.