Si te gusta el buceo, probablemente hayas escuchado hablar de la enfermedad descompresiva. Es una afección que aparece cuando el cuerpo no consigue liberar el nitrógeno absorbido bajo el agua. El resultado son burbujas que se forman en la sangre y pueden causar dolor, dificultad para respirar o, en casos graves, problemas neurológicos.
Los primeros indicios suelen aparecer entre 30 minutos y 2 horas después de subir a la superficie. El dolor en las articulaciones, sobre todo en los hombros y las rodillas, es la señal más frecuente. También puedes sentir mareos, visión borrosa, tos con sangre o sensación de hormigueo en brazos y piernas. Si notas cualquiera de estos signos, no lo tomes a la ligera.
La prevención es la mejor herramienta contra la enfermedad descompresiva. Primero, respeta siempre los límites de tiempo y profundidad que recomiendan tus instructores. Usa tablas de descompresión o un ordenador de buceo para planificar la subida. No bebas alcohol antes o después del buceo, ya que deshidrata y dificulta la eliminación del nitrógeno. Mantente bien hidratado y haz pausas de descanso entre inmersiones.
Otra medida útil es evitar volar o subir a gran altitud en las 24‑48 horas posteriores al buceo. El cambio de presión en un avión puede empeorar la situación si quedan burbujas en el cuerpo. Si tu salud está comprometida, por ejemplo con una infección respiratoria reciente, mejor pospone la inmersión.
En caso de que sospeches que tienes enfermedad descompresiva, lo más importante es actuar rápido. Busca atención médica inmediata y menciona que has estado buceando. El tratamiento típico incluye terapia de oxígeno a presión (cámara hiperbárica), que ayuda a disolver las burbujas y mejora la circulación.
Mientras esperas ayuda, mantén la calma y evita moverte bruscamente. La hiperoxia (oxígeno al 100 %) en un entorno controlado es lo que realmente acelera la recuperación. No intentes automedicarte ni ignorar los síntomas; el daño puede ser irreversible si se demora la intervención.
Si la enfermedad descompresiva ya se ha diagnosticado, el seguimiento médico es clave. Algunos buceadores necesitan sesiones de rehabilitación para recuperar la movilidad o la función neurológica. La mayoría vuelve al agua después de varias semanas, siempre y cuando haya superado la fase aguda y haya recibido la autorización de un profesional.
En resumen, la enfermedad descompresiva es seria pero prevenible. Con una planificación adecuada, hidratación constante y respetando los límites, puedes disfrutar del buceo sin miedo. Recuerda que reconocer los síntomas pronto y buscar ayuda es vital para evitar complicaciones.
¿Tienes alguna duda o experiencia que compartir? Deja tu comentario y sigue aprendiendo con Hotel Bambolo, tu aliado para viajes seguros y memorables.
Lo que nunca debes hacer tras bucear: volar, subir a altura, sauna, alcohol, ejercicio… con tiempos claros, ejemplos reales y checklist. Guía 2025 basada en DAN/CMAS.