Si alguna vez te has preguntado donde empiezan los Pirineos, no estás solo. Muchos viajeros, senderistas y hasta mapas antiguos dan respuestas distintas. No es un punto exacto como una esquina de una manzana. Los Pirineos no saltan de la nada como un escenario de cine. Se van formando, poco a poco, desde el mar hasta las cumbres más altas, como si la tierra se levantara con calma, pero con fuerza.
El nacimiento real: entre el mar y la montaña
El inicio de los Pirineos se puede encontrar en el Cap de Creus, en la costa de Girona, Cataluña. Es el punto más oriental de la cordillera, donde las rocas de la sierra se desploman directamente al Mediterráneo. Aquí, el mar se encuentra con la montaña en un paisaje de acantilados rojos y pinos resistentes al viento. No es una cima, no es un paso, es un comienzo. Si caminas por el sendero del Cap de Creus, pisas la primera piedra de los Pirineos.
Pero si buscas el inicio en el otro extremo, el occidental, entonces llegas al cabo de Higuer, en la bahía de Biscaya, cerca de la localidad de Irun, en el País Vasco. Aquí, las montañas no se levantan de golpe. Se van elevando desde las llanuras de Navarra, como si alguien hubiera empujado suavemente el suelo hacia arriba. El río Bidasoa marca el límite entre España y Francia, y justo al norte de él, las primeras elevaciones de la cordillera empiezan a definirse.
Entonces, ¿dónde empiezan los Pirineos? En ambos extremos. No hay un solo punto. La cordillera se extiende por 430 kilómetros entre dos mares: el Mediterráneo y el Cantábrico. Es una transición, no un inicio abrupto. Y eso es lo que la hace única.
¿Por qué hay tanta confusión?
La confusión viene de cómo se han definido los Pirineos históricamente. Algunos geógrafos del siglo XIX los consideraban solo las cumbres altas, los picos que superan los 2.500 metros. Otros, más prácticos, los incluían desde donde la topografía cambia: donde las colinas se vuelven montañas, donde los valles se estrechan y los ríos se vuelven torrentes.
En la práctica, los senderistas y los guías locales saben que el verdadero inicio no está en un cartel, sino en el cambio de paisaje. Cuando sales de la costa catalana y empiezas a ver rocas más duras, más angulosas, cuando los caminos se vuelven más empinados y los pueblos se asientan en laderas, ahí estás en los Pirineos. No necesitas un mapa para sentirlo. Lo sientes en las piernas.
En el extremo occidental, cuando cruzas el río Bidasoa desde Irun, la primera subida que encuentras hacia el monte Iparla -con sus 865 metros- no parece una montaña importante. Pero es la primera elevación que forma parte de la cadena. Si sigues subiendo, en pocos kilómetros llegarás a la Sierra de Aizkorri, y entonces ya no hay duda: estás en los Pirineos.
Las fronteras naturales y las artificiales
Los Pirineos no solo separan España de Francia. También separan climas, culturas y ecosistemas. En el este, el clima es mediterráneo: veranos secos, inviernos suaves. En el oeste, el clima atlántico domina: lluvias constantes, bosques verdes, pastos húmedos. Esta transición se da justo en el centro de la cordillera, cerca del Paso de Somport o del Valle de Arán.
El inicio de los Pirineos no es solo geográfico, es también ecológico. En el Cap de Creus, crecen plantas típicas del sur: lentiscos, romeros, alcornoques. En el cabo de Higuer, predominan hayas, robles y helechos. El cambio de vegetación marca el inicio de la cordillera tanto como la altitud.
Y si miras los mapas antiguos, verás que los romanos ya sabían dónde estaba el límite. El camino romano que iba de Empúries a Burdeos pasaba por donde hoy está la carretera N-116. Esa ruta, construida hace 2.000 años, ya seguía el contorno de las primeras elevaciones. No fue un error. Fue una observación precisa.
¿Qué ver si quieres caminar desde el inicio?
Si quieres vivir el inicio de los Pirineos a pie, hay dos rutas imprescindibles:
- Sendero del Cap de Creus (GR 101): Comienza en el faro del Cap de Creus y avanza hacia el norte, pasando por el pueblo de Roses, el monte La Galera y el refugio de la Creu. Son 25 kilómetros de senderos costeros y montañosos. Aquí, las vistas del mar se mezclan con las primeras cumbres. Es el único lugar del mundo donde puedes ver el mar y la montaña pirineica en el mismo horizonte.
- Camino de Santiago del Norte - Tramo Irun a Donostia: Aunque no es un sendero pirineico puro, este tramo del Camino de Santiago atraviesa las primeras elevaciones de la cordillera. Desde Irun, subes por el monte Iparla, cruzas el río Oria y llegas a Donostia. Es una ruta de 35 kilómetros que te lleva desde la costa hasta el primer valle pirineico. En el camino, verás piedras con marcas de pastores del siglo XVIII.
En ambos casos, no encontrarás carteles que digan "Aquí empiezan los Pirineos". Pero sí encontrarás algo más valioso: la sensación de estar en el principio de algo grande.
¿Qué pasa con los picos más altos?
La cima más alta de los Pirineos, el Pico Aneto (3.404 metros), está en el centro de la cordillera, en Huesca. Pero no es el inicio. Es el corazón. Los Pirineos no se miden por su punto más alto, sino por su extensión. Es como decir que el río Nilo empieza en el lago Victoria. No es falso, pero no es la única verdad.
Los picos altos son el resultado de millones de años de presión tectónica. El inicio está en los bordes, donde la tierra se levanta por primera vez. Es allí, en los márgenes, donde la geología se vuelve visible. Donde el mar se acerca a la montaña. Donde los pastores de hace 500 años ya sabían que, si seguían subiendo, llegarían a un lugar donde el viento cambia.
La importancia de entender el inicio
Entender dónde empiezan los Pirineos no es un ejercicio académico. Es clave para entender cómo se vive la montaña aquí. En el este, la gente se prepara para el verano con sequía y calor. En el oeste, preparan el invierno con nieve y lluvia. Las rutas de senderismo cambian radicalmente según el punto de partida.
Si empiezas en el Cap de Creus, llevas botas ligeras, agua y sombrero. Si empiezas en Irun, llevas impermeable, bastones y ropa térmica. El inicio define la experiencia. No es lo mismo caminar desde el mar Mediterráneo que desde el Cantábrico. El aire, la luz, el silencio, todo es distinto.
Y eso es lo que hace a los Pirineos más que una cadena montañosa. Son una transición viva. Un puente entre dos mundos. Y su inicio no está en un punto, sino en un cambio.
¿Cómo reconocer el inicio si estás allí?
Si estás caminando y te preguntas si ya estás en los Pirineos, fíjate en tres cosas:
- La forma de las montañas: Si las cimas son agudas, con crestas dentadas y valles en forma de V, ya estás en la cordillera. Las colinas suaves y redondeadas son de la llanura.
- El tipo de roca: Los Pirineos están hechos de granito, pizarra y cuarcita. Si ves rocas oscuras, duras, con estrías, no son de la llanura.
- Los pueblos: Los pueblos pirineicos son pequeños, de piedra, con tejados inclinados y balcones de madera. No tienen grandes plazas ni tiendas de cadena. Son lugares donde la gente vive con la montaña, no solo cerca de ella.
Si ves esas tres cosas juntas, ya estás en los Pirineos. No necesitas un mapa. Ni un GPS. Solo tus ojos.
¿Dónde terminan los Pirineos?
La pregunta más común después de "¿dónde empiezan?" es: "¿dónde terminan?". La respuesta es simple: en el mar Cantábrico, en el cabo de Higuer. Pero no con un salto. Con una desaceleración. Las montañas se van bajando, se vuelven más suaves, se mezclan con las colinas de Álava y Navarra. El último pico que se considera pirineo es el monte Iparla, en el País Vasco. Después, ya no son Pirineos. Son los Montes Vascos. Una continuación, pero no la misma cordillera.
Así que los Pirineos no empiezan ni terminan en un punto. Empiezan y terminan en una transición. En un cambio de paisaje. En una forma de vivir.
¿Es el Pico Aneto el inicio de los Pirineos?
No. El Pico Aneto es el punto más alto de los Pirineos, pero no su inicio. Está en el centro de la cordillera, en la provincia de Huesca. El inicio está en los extremos: el Cap de Creus en el este y el cabo de Higuer en el oeste. La altura no define el comienzo, sino la transición geográfica y ecológica.
¿Puedo caminar desde el inicio hasta el final de los Pirineos?
Sí. El GR 10 atraviesa toda la cordillera, desde el Cap de Creus hasta el cabo de Higuer. Son más de 800 kilómetros y se tardan entre 45 y 60 días en completar. Muchos senderistas lo hacen en etapas. No es una caminata fácil, pero es una de las rutas más ricas en paisajes y culturas de Europa.
¿Por qué algunos mapas dicen que los Pirineos empiezan en Lleida?
Eso es una simplificación. Lleida está en la transición entre la Depresión del Ebro y las primeras elevaciones pirineicas. Algunos mapas lo marcan como "inicio" porque es el primer gran pueblo que se encuentra al pie de las montañas. Pero geográficamente, la cordillera ya ha comenzado 100 kilómetros antes, en la costa.
¿Hay algún monumento que marque el inicio de los Pirineos?
No hay un monumento oficial. Pero en el Cap de Creus, hay una placa de piedra junto al faro que dice "Aquí empiezan los Pirineos". Es una obra de arte local, no una señal oficial del gobierno. Sin embargo, muchos senderistas la visitan como un punto simbólico. En el oeste, en Irun, no hay ninguna placa. El inicio allí es más silencioso, pero igual de real.
¿Los Pirineos empiezan en Francia o en España?
Empiezan en ambos países. El extremo oriental (Cap de Creus) está en España. El occidental (cabo de Higuer) también está en España, cerca de Irun. Francia está en el lado norte de la cordillera, pero no en su inicio geográfico. La cordillera se extiende desde el este hasta el oeste, y la frontera internacional cruza su centro, no sus extremos.
¿Qué hacer después de entender dónde empiezan?
Si ya sabes dónde empiezan los Pirineos, lo siguiente es sencillo: elige tu punto de partida. ¿Quieres caminar desde el mar mediterráneo, con el sol en la espalda y el aroma del romero en el aire? Ve al Cap de Creus. ¿Prefieres la brisa húmeda del Cantábrico, los bosques verdes y los pueblos de piedra? Empieza en Irun.
No importa por dónde empieces. Lo que importa es que lo hagas con los ojos abiertos. Porque los Pirineos no se miden en kilómetros. Se miden en cambios. En silencios. En el momento en que te das cuenta de que ya no estás en la llanura. Que estás en otra cosa. Algo más antiguo. Más profundo. Más real.